i Latina

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Murillo 725 (Villa Crespo)


Luego de un período de abstinencia de comer afuera, y con motivo de mi cumpleaños 33, nos propusimos romper el chanchito y darnos un gustazo en i Latina, la opción número 1 de nuestra wishlist que por algún motivo misterioso de la vida nos había quedado en carpeta más tiempo del que hubiéramos querido.
La propuesta -un Menú degustación de 7 pasos- resultó ser un poema exquisito, inspirado en la gastronomía latinoamericana (se nota que este chico Santiago Macías viajó mucho), con especial influencia del Caribe colombiano.
Si andan con ganas de darle una alegría a sus paladares aventureros, esta es LA opción a tener en cuenta.

Un paseo por las nubes

La noche de nuestra reserva parecía que el mundo estaba por terminarse.
Una lluvia de esas que piden a gritos que no te muevas de tu casa se mantenía cayendo constante y copiosa.
Así y todo, el clima no logró amedrentarnos: ya teníamos abuelos dispuestos a cuidar del peque y un taxi esperando en la puerta para llevarnos a nuestro destino, ubicado en el barrio de Villa Crespo.

Entramos al restaurante y fue como sumergirnos en una realidad paralela, en la que la calidez del ambiente y el perfume a pancitos recién horneados nos acarició la cara con ternura, haciéndonos olvidar que afuera Dorita y Totó estaban atrapados en medio de un tornado siendo transportados al Mundo de Oz.

Las risas de otros países que sonaban de fondo. Los objetos coloridos y maravillosos que nos rodeaban desde todas las paredes. La amabilidad de los chicos de i Latina que acompañó cada paso de nuestra velada. Los sabores intensos que, plato tras plato, se ponían más jugetones y atrevidos, haciéndonos cosquillas en los sentidos.
Todos estos componentes sumados hicieron de nuestra cena una experiencia única y maravillosa, que por unas horas de martes nos llevó de viaje al corazón del Caribe.


Appetizer: Unas Arepitas de maíz anisadas con hogao, una salsa a base de tomates y cebollas cocinadas a fuego lento (“hogao” viene justamente de “ahogar”), con la que se suelen acompañar platos tradicionales de la cocina colombiana.
Enseguidita después, llegó una panera de lujo: Pan de Banana, Chipás, Pan de Coco, Pan de cacao y Focaccia de olivas Mendocinas. Uno más rico que el otro, llegaron tibiecitos y perfumados. Los acompañamos con una manteca de lima y pimienta que estaba en su punto justo para ser untada. Eso sí, tuvimos que racionar el consumo porque la degustación recién comenzaba. Fue una tarea difícil, pero lo logramos.

El Primer paso vino presentado en un bocado divino y de sabor intenso: Pato confitado al tamarindo con ensalada de quinoa y patacón.

El Segundo paso, unos Langostinos caramelizados con piña picante e hinojo, resultó toda una sorpresa para nuestro paladar, que ya empezaba a aclimatarse a los sabores tan característicos de la comida latinoamericana: dulzón y ácido, picante y fresco. Interesante combinación!

El Tercer paso fue un Ceviche de Barú con pesca de temporada, acompañado con mango biche, coco y lychee. Ojito que este plato venía con instrucciones: primero comer el pescado, intercalando bocados de camote (cubitos de batata sobre una pasta de ají amarillo y brotes de cilantro), luego tomar la leche de tigre (el juguito ácido y picante del ceviche), y finalmente comer el mango biche (mango verde con un toque de limón y sal). Un plato aromático y chispeante que sin duda fue de lo mejor que probé en toda la noche.

Así llegamos al Cuarto paso, un contundente Chupe peruano con pulpo grillado. Exquisito! El segundo mejor después del ceviche del paso anterior.

El Quinto paso fue la Bondiola de cerdo braseada en una voluptuosa salsa de Café Colombiano y Panela. No sólo se veía divina, embebida en una salsa oscura y brillante, sino que además estaba tan tiernita que se deshacía ni bien acariciarla con el tenedor. Un plato para aplaudir de pie.

Justo antes de pasar al postre, llegaron a la mesa los “limpia-paladares”: dos cucharitas con un sorbete de mojito & menta, el recreo bien merecido para nuestra boca que no paraba de bailar al ritmo del picante sabor caribeño.

El Sexto paso: Trufa de cacao Ecuatoriano con escamas de sal marina de la Patagonia y aceite de oliva. Y acá sí que hablamos de magia, porque no tengo ni idea como el sabor tan particular del cacao adquirió completamente otro nivel de intensidad potenciado por las escamas de sal y el aceite de oliva. A-MEH-zing.

El Séptimo y último paso fue un postre lleno de color y texturas: cremoso Helado de aguacate y aguardiente, acompañado con unas crispetas saladas caramelizadas y un tuile de torrontes.

Para terminar, podías elegir entre un reconfortante Café Colombiano al estilo campesino (hecho en olla) con canela y cardamomo, o una Infusión de hierbas aromáticas, todo acompañado por unos originales Petit Fours: galletitas de jengibre, macarrons de café, bocaditos de maracuyá y masitas de manteca perfumadas con lavanda.
¿Cómo pedir un mejor final de fiesta? Ah claro! Con el Bonus Track que los chicos de la cocina de i Latina mandaron a nuestra mesa para que pueda soplar las velitas y todo. Genios!

Recomendado 100%. Nosotros volvemos seguro.
Murillo 725 (Villa Crespo)
4857-9095
reservas@ilatinabuenosaires.com
Abierto de Martes a Sábados, de 19 a 23hs.
i Latina en Guía Óleo
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