La Masa Madre tiene un comportamiento más libre y salvaje, por eso no genera resultados industriales. Cada día es diferente y nunca sacas un pan igual a otro. Lo artesanal es salvaje. Y encarar un proyecto como este en la ciudad también.
Nos invitó a entrar la patita de un maneki neko negro, y ahí nos dimos cuenta que era un lugar diferente a todo lo que conocíamos. Diminutas partículas de harina flotaban en el aire, haciéndose más visibles sobre los rayos de luz natural que venían directo de la calle. El aroma dulce de los croissants que salía desde el corazón del local -un horno español restaurado, circa 1996- despertó nuestros sentidos. La voz cruda y vulnerable de Cobain en su MTV Unplugged nos acompañó en el desembarco: Come as you are, as you were, as I want you to be. As a friend, as a friend, as and old enemy.


Por esas cosas maravillosas que tiene la vida, nos invitaron a participar de una actividad a bordo del Costa Fascinosa, uno de los barcos más lindos y elegantes que la empresa italiana Costa Cruceros tiene entre su flota. El itinerario incluía una recorrida por el interior de la nave, unos aperitivos en la popa y una cena en el Ristorante Otto e Mezzo, ubicado en el puente 3. Obviamente RSVPeamos que sí. ¿Cómo perdernos la oportunidad de subir a un crucero, nosotros que nunca antes lo habíamos hecho?


La primera vez que visitamos La Alacena fue hace ya dos años. Desde aquel día, hemos vuelto a esta esquina de Palermo en muchas oportunidades y siempre comimos riquísimo. ¿Por qué no, entonces, compartirles algunas de nuestras experiencias más recientes en “lo de las chicas”, como ya las conocen en el barrio?


El acto de pensar y de armar una ensalada puede ser un embole casi mecánico, en el que abrimos la heladera y sacamos del cajón de las verduras los mismos ingredientes de siempre para meterlos sin esfuerzo ni gracia en un bowl; o bien se puede vivir como toda una aventura, eligiendo entre un sinfín de combinaciones posibles con las que sorprendernos y sorprender a nuestros convidados.


Let me take you down 'cause I'm going to... Strawberry fields... Nothing is real
And nothing to get hung about... Strawberry fields forever

En casa se vinieron con todo el calor y las vacaciones (sí, nos tocaron en diciembre...) y con ellos empezamos a pensar en las fiestas y en cuál podía ser nuestro aporte a la mesa navideña de este año. Aunque todavía no decidimos si vamos a llevar algo salado o algo dulce, estamos haciendo el mejor uso de nuestro tiempo libre en casa para ir probando diferentes opciones en la previa a los festejos.


Poderosa la chiquitina, Sole Nardelli no para de estar en la cresta de la ola. Desde hace unos cuantos años es la Chef Ejecutiva de CHILA, restó con el que sigue cultivando éxitos. El más reciente: obtener el puesto número 35 en la edición 2016 de los Latin America’s 50 Best Restaurants.
Recibida de Especialista de Arte Culinario en IBAHRS, continuó su camino de perfeccionamiento por Europa, donde hizo un posgrado en cocina en Francia y otro en administración de restaurantes en España. Ya de vuelta en su Argentina natal, se dedicó a viajar fuerte a lo largo y a lo ancho de todo el país, inicialmente de la mano de El Gourmet como conductora de Sabores de Mi Tierra y Sabores de El Litoral, y luego por su cuenta, participando en charlas y eventos gastronómicos, conociendo productores y sus productos en busca de las mejores materias primas para sus creaciones.
Nuestro paso por CHILA, allá lejos por el año 2012, fue tan satisfactorio que siempre nos quedó en el tintero volver. Aún no hemos podido concretar ese deseo (so many places to go, so little time and money...), pero aprovechamos el 7mo. Menú Aniversario de Puratierra para re-encontrarnos con Soledad y su deliciosa comida regional.


Gracias a la gente linda que hay en Puratierra, conseguimos que nos hagan un lugar la mismísima noche del lanzamiento, con Sole, Martín y todo el equipo ahí cocinando para nosotros. Un lujo como pocos. Esta vez nos ubicaron en una mesa en el centro del salón, con vistas a la cocina. Bastó apoyar la cola en la silla para que nos llenaran de agua los vasos y de vino Escorihuela Gascón las copas, y nos entregaran la primer perlita de la noche: un snack de Crocante de quinoa con chimichurri, criolla y tartar de salmón. Acompañaba un racimo de bayas de pimienta rosa que no pudimos resistir probar primero por separado -siendo su sabor apenas picoso y hasta incluso frutal- para luego sumarlas a la fiesta de sabores que ofrecían estos bocados perfectos.

Seguimos con el siguiente plato: Cabrito, oliva, papa. Fue, hasta la fecha, de las mejores entradas que probamos de los 7 menúes que hemos tenido el placer de degustar. Consistía en una especie de raviol-empanada de masa de olivas negras, rellena de carne de cabrito cocido a fuego lento. En la base del plato, una espuma cremosa de papa. Para completar, le rociaron el jugo de cocción del cabrito. El detalle estuvo en un pequeño cuenco con jugo de limón y una rodaja de chilecito que trajeron a la mesa, sugiriéndonos colocar algunas gotas sobre cada bocado, potenciando su sabor completamente. Cuando alguien sabe lo que hace, no hay que con qué darle! No sabríamos ni por donde empezar a describir los sabores. Cualquier palabra se quedaría corta. Les pedimos por amor a dios que vayan y lo prueben antes que se termine el menú porque vale la pena cualquier esfuerzo que tengan que hacer. Sólo eso les vamos a decir. Manejenlo.
El principal era un Bife con puré de morrones y carbón de ajo negro. Hacía tiempo no veía un trozo de carne cocido de forma tan perfecta. El color rosado del centro era para un cuadro. El puré de morrones era entre dulzón y ahumado, y el polvo de ajo negro aportaba su cuota de personalidad. Para la textura, papel de arroz negro. Un plato contundente, donde todos los aplausos se los llevó el punto de cocción.
Para el final, la reversión de uno de mis postres favoritos del mundo entero: Queso y dulce. Una bocha de helado de batata sobre masa de mascarpone y cubierta por chips de batata y pétalos de flores, rodeada por pequeños cubitos de dulces regionales y quesitos varios. Como siempre, los postres en Puratierra resultan de lo mejor de la noche. Y este no fue la excepción.

Justo antes del final, Martín se acercó hasta nuestra mesa a saludarnos, y tuvimos la oportunidad de charlar un rato con él sobre el concepto detrás de estos festejos por sus 10 años de historia. Nos contó que cuando comenzaron a cranear la idea de armar diferentes propuestas con todos estos amigos de la cocina que con tanta buena onda se sumaron a participar, cada uno eligió un producto que lograra representarlos como cocineros a la vez que expresara la visión que tenían de Puratierra. Así surgió aquella foto emblemática con la que anunciaron esta saga aniversario, como presagio de toda esa comida rica que estaba por venir.
Sabemos que todavía faltan tres... ¿pero donde hay que firmar para que no se termine nunca?

3 de Febrero 1167 (Belgrano)
4899-2007
info@puratierra.com.ar
Abierto de Lunes a Sábados, de 20 a 00.30hs.
Puratierra en Guía Óleo
Puratierra en TripAdvisor


“Hay-que-ir-hay-que-ir-hay-que-ir-hay-que-ir-hay-que-ir-hay-que-ir-hay-que-ir-hay-que-ir”.
Así lo tuve a Ale durante meses. Claro, él lo tiene tan cerca de su laburo que viernes de por medio se almuerza algo ahí y después me hace sufrir contándome lo rico que estaba todo. Suertudo.
“Hay que ir y tenes que probar el guiso mapuche que hacen. Te va a encantar”. Hablaba del kon-kon y no se equivocaba. Fue de lo más rico que probé en las últimas semanas. Además de cordero, le ponen zapallo cabutia, merkén -una especie de ají molido ahumado picante chileno- vegetales y una tapa de hojaldre. El quid de la cuestión está en las 12 horas que la carne pasa durmiendo en el horno de barro. Y pensar que después de tanto amor me lo zampé sin miramientos en menos de 5 minutos.


Abierto desde el año 2006, Puratierra está situado en una calle tranquila del barrio de Belgrano, en una zona residencial en la que suele reinar el silencio y donde los caserones imponentes devienen en embajadas y consulados. Desde allí, el chef Martín Molteni gusta de hacer de las suyas, abocado a rescatar los matices indígenas de la cocina argentina, utilizando productos propios de nuestra tierra.


A pocas semanas de concluida la estación más bella del año, nos gustaría hablar del elefante en la habitación: ¿alguien sabe dónde quedó el clima fresco y amable al que nos tenía acostumbrados el otoño porteño? Porque ese frío impiadoso que venimos padeciendo no es para nada lo que se espera de una media estación, tal y como la recordamos. Shame. Por nuestra parte, tuvimos que hacer tripa-corazón y desenfundar la bufanda y el gorrito mucho antes de lo que hubiéramos querido. Winter IS here, y llegó para quedarse.


Son pocos los elementos necesarios para que una noche sea perfecta. La compañía es uno de ellos. Otro, la buena comida. Si esta combinación está presente, todo lo demás se vuelve attrezzo.
Ese fue el caso de nuestra experiencia en Paraje Arévalo, donde la pasión fuerte que el binomio Kyriazis-Di Benedetto le puso a su “cocina de influencias” resultó más que suficiente para completar nuestra fórmula de la felicidad infinita.